"The Romanach no es un espacio para confirmar certezas, sino para desmontarlas.
Por eso esta serie de Diálogos entre el pasado y el futuro tecnológico"
La Galería The Romanach, desarrolla una serie de exposiciones que se van sucendiiendo intercaladas con otras muestras, en la que se propician encuentros entre artistas en torno a temas compartidos.
Se invita a Artistas a reflexionar sobre temas en diálogo con otros artistas, músicos, gastrónomos o con objetos de ediciones limitadas, obra gráfica o fotografía de nuestra series Editions 3.6.12.24.
The Romanach presenta esta muestra como parte de su serie curatorial Diálogos,
En esta ocasión, el foco está en La exclusiva llegada a España del artista mexicano Francisco (Taka) Fernández, y la participación de Salorio enriquece y expande la lectura simbólica y sensorial del conjunto.
abre un diálogo visual y simbólico en torno a territorio, cuerpo y forma.
dos artistas comparten sala en un gesto curatorial que propone una conversación entre cuerpos pictóricos, materia simbólica y paisaje recolectado.
En una aproximación al imaginario de un creador que trabaja la pintura como territorio ritual, Fernández, considerado una figura de culto dentro de la escena pictórica latinoamericana, nos adelanta una parte de su trabajo en gran formato en óleo sobre lienzo, fusionando cómic, expresionismo y un gesto intuitivo de raíz casi arcaica. Su obra es un estallido cromático donde el trazo infantil, y la narrativa pop conviven sin jerarquías.
Estas dos piezas aterrizan en Madrid como una suerte de prólogo. Se trata de una oportunidad única de acercarse a la obra de un artista que aún no ha pisado el circuito madrileño, y en la que
The Romanach, actúa como mediador exclusivo de esta llegada desde México,
En esta ocasión, Daniel Salorio acompaña la presencia de Fernández con una selección de esculturas elaboradas a partir de elementos recolectados del entorno natural.
Un artista que dialoga con el universo simbólico de Fernández desde la materia: fragmentos orgánicos que parecen entender y extender en su personal escultura, el paisaje interior del pintor hacia el espacio expositivo.
La fauna, la flora y los residuos transformados en figura hacen tangible ese territorio emocional compartido. Una arqueología intuitiva, donde ambos artistas construyen desde lo recogido, lo que permanece y lo que se transforma.
Este diálogo continúa un ciclo en el que se irán sumando creadores dedistintos ámbitos —arte, escultura, escena, moda y gastronomía— para construir un tejido de pensamiento donde lo visual no sea solo contemplado, sino vivido.
The Romanach no es un espacio para confirmar certezas, sino para desmontarlas.